“Como osteópata siempre he mostrado especial interés en la Osteopatía Clásica y en los avances que se han producido en la Neurociencia en los últimos años.

Aunque puedan parecer dos campos totalmente contrapuestos, es todo lo contrario. La Osteopatía tiene sus orígenes en la curiosidad de A.T. Still y en su valentía para cuestionarse la forma en la que se practicaba la medicina de la época.

Intentar incorporar la filosofía de tratamiento clásico ligada y contrapuesta a los avances científicos actuales es el reto que intento llevar a cabo día a día tanto en mi práctica clínica como en mi formación.

¿Qué significa clásica para mí? Es una especie de etiqueta que describe a la osteopatía original, que se diferencia de las corrientes que actualmente se practican o de otras medicinas manuales; en las que se aplican múltiples técnicas aisladas orientadas a tratar los síntomas, y no las verdaderas causas que los producen.

Por todo esto, para mi, la meta de una relación terapéutica consiste en crear la condición necesaria que permita al paciente producir su cambio en la dirección deseada.

Reducir los síntomas es relativamente fácil, pero restaurar el cuerpo y recuperar su funcionamiento para establecer la salud de forma permanente implica algo más. Ese es el desafío de la Osteopatía.

Nos volcamos en que cada paciente comprenda que su cuerpo es un mecanismo completo, y que para solucionar su problema hay que tratarlo como tal, como un mecanismo vivo, y no prestar atención sólo a una parte del mismo.”