Las técnicas manipulativas han sido utilizadas desde tiempos inmemoriales con fines terapéuticos, y así lo hace también la Osteopatía; ¿pero qué diferencia a la Osteopatía de otras Medicinas Manuales? Son sus principios de tratamiento.
La Osteopatía se basa en dos principios fundamentales y otros, podríamos llamarlos, “subprincipios”. El primero de estos principios es la capacidad de auto-curación que posee el cuerpo humano y el segundo es que la estructura y la función se encuentran interrelacionadas y hacen del organismo una unidad (en ocasiones se considera esto como un tercer principio fundamental).
La capacidad de auto curarse del organismo nos lleva a centrar el tratamiento osteopático, no en la enfermedad del paciente, sino en su salud. De este modo el enfoque osteopático reside siempre en ayudar a mejorar el estado de salud general del paciente y, de este modo, que sea el propio cuerpo el que se acabe curando o sobreponiéndose al problema de salud. La función del osteópata siempre será promover la salud, y no centrarse en combatir la enfermedad.
El segundo principio expresa la estrecha relación que existe entre la estructura y la función, es decir, que la anatomía y la histología no pueden separarse de la fisiología. Esto hace que el osteópata a través de la manipulación de la “anatomía” (principalmente buscando mejorar el movimiento entre articulaciones, músculos, fascias, órganos, vísceras, tejido nervioso…) consiga recuperar la mejor relación posible entre dichas estructuras, y esto tenga un efecto neurofisiológico que nos lleve a modular el dolor y el tono muscular a través del sistema nervioso central, lo que conlleve a restaurar un correcto funcionamiento de la fisiología.
El cuerpo es una unidad y sus partes están interrelacionadas, por lo que cualquier cambio en la estructura o fisiología en una parte del organismo no tendrá únicamente efectos locales, sino también en partes alejadas. La razón de esto es que todo el cuerpo está sujeto al control del sistema nervioso. Traducido a nuestra práctica clínica, implica que todo tratamiento de osteopatía irá dirigido al cuerpo en su totalidad, teniendo en cuenta los efectos locales así como los que se hayan producido a distancia.